Nuestra Historia

Lo hicimos con autonomía, convicción y una clara conciencia de lo que estaba en juego. Esa energía ciudadana evitó retrocesos, sostuvo causas y defendió libertades. Pero también supo que no era suficiente.
Hoy damos un paso adelante: convertir esa fuerza en una herramienta con capacidad real de incidencia.

Porque el país no va a cambiar solo. Y quienes han ocupado los espacios de decisión han renunciado a representarnos. Mientras unos optaron por el silencio o la simulación, la ciudadanía se mantuvo activa. Lo que faltaba era una estructura confiable, legítima y duradera que canalizara esa energía en acciones concretas.

Nos organizamos para incidir donde se decide lo que nos afecta. Este es el momento de convertir la energía ciudadana en una fuerza capaz de construir futuro.
Somos la fuerza que nos une.